Hoy en día y desde hace muchos años, la
carrera de magisterio recibe muchas críticas por ser demasiado fácil. Los
estudiantes de la misma defienden que no es tan fácil y que la estudian porque
les gusta, ya que si no, nuestros futuros hijos no podrían disfrutar de una
educación.
Hay carreras y carreras, para gustos,
colores. Algunas, como arquitectura y medicina, son muy vocacionales, para estudiarlas has de
tener muy claro que te gustan, puesto que son duras. Pero, ¿por qué son tan
duras? De todos los estudiantes que entran el primer año, muchos abandonan
conforme van pasando los años porque, o bien no les gusta lo que estudian, o
bien no llegan, no pueden soportar la presión que suponen. Esto es así y no
puede ser de otra manera, ya que tanto un arquitecto como un médico necesitan
estar muy bien formados y ser conscientes a la hora de empezar a trabajar de lo
que ambos títulos suponen, puesto que ponen en juego la vida de muchas
personas. Un arquitecto no pude permitirse que un edificio se derrumbe, ya que
provocaría muchas muertes; de la misma manera que un médico no puede operar sin
tener claro lo que debe hacer, de ser así, podría acabar con la vida de sus
pacientes.
Magisterio, al fin y al cabo, es igual de vocacional.
Los profesores de infantil y primaria son los que se ocupan de la educación de
los niños: los futuros arquitectos, ingenieros, médicos, etc. Es muy importante
que estén bien formados. Para ello, no puede ser una carrera que pueda acabar
cualquiera; simplemente los buenos profesores, gente con bases de todo, que
sepa escribir y expresarse bien (esto os parecerá ridículo porque es lo
primordial en un profesor, no tener faltas de ortografía, pero muchos las
tienen, algo completamente inaceptable), que sepa tratar con los niños, que
sepa enseñarles y, lo más importante, que haya conseguido el título por su
empeño y esfuerzo, habiéndose quedado muchos de sus compañeros por el camino.
En definitiva, únicamente pueden permitirse
acabar la carrera aquellos que estén dispuestos a dedicar su vida a los niños,
aquellos que hayan superado todas las pruebas con esfuerzo porque realmente
querían lograr su objetivo, dedicarse a la educación.
Vive la vida
Siento una profundísima admiración por aquellos que deciden dedicar su vida a los profesores de colegios e institutos. Eso es vocación de verdad. Y quien diga lo contrario es porque no sabe lo que significa su labor, ni lo que supone entrar en un aula. Se necesita una buena dosis de entrega para hacer este trabajo. Supongo que lo habrás leído, pero añado esto: http://www.huffingtonpost.es/2014/12/15/cesar-bona-nobel-profesores_n_6326438.html
ResponderEliminar