Sale
el Sol, la luz ilumina mi habitación, suena una melodía que me anuncia el
inicio de mi día. Como todas las mañanas, empiezo mi rutina antes de ir a
clase.
La
leche ya está caliente, hecho mis cereales y en unos minutos lista para salir a
la calle. De camino a la universidad mensajes, involuntariamente, me llegan a
la mente.
A
media mañana un refresco y tras un pequeño merecido descanso sigo con las
clases de nuevo. Hoy toca una comida rápida, con un pequeño juguete que me ha
dado el señor del comercio.
El
Sol empieza a caer y en un momento de tranquilidad mi mente empieza a
funcionar. Preguntas me vienen a la mente y entonces, sólo entonces, una
sensación de angustia invade mi interior.
¿Qué
he ganado esta mañana con los cereales?, ¿el refresco me ha dado la felicidad?,
o ¿enserio pretenden que me encante la comida rápida?
Mi
cabeza sigue a su ritmo y pronto llegan las respuestas…
Y
es que señoras y señores; tu peso no va a depender de los cereales que tomes
por las mañanas, la felicidad no la encontrarás dentro de ninguna lata y mucho
menos, apreciarás ninguna comida más, que la de tu madre o la de tu abuela.
¡Abre
los ojos!
Sal
a la calle, date un paseo por tu hermosa ciudad y disfrútala. Sólo así
conseguirás controlar tu cuerpo.
Llama
a tus amigos, planea una escapada y disfruta de aquellos que realmente te
aprecian y valoran. Sólo así tendrás momentos felices.
Reúnete
con tus seres queridos y disfruta de una gran comida. Sólo así valorarás los
detalles de una verdadera comida.
La
vida son dos días, no pierdas ni un instante esperando que te caiga nada del
cielo, disfruta del camino y no olvides dejar huella en él.
Sailorcloth
Disfruta de los pequeños placeres. Esos que constantemente olvidamos. Y me gusta tu final: disfruta del camino y no olvides dejar huella en él. Muy importante.
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